Sabemos que la música tiene un gran potencial emocional. Todas las personas respondemos ante las diversas sonoridades. Los musicoterapeutas usamos los elementos musicales en función de las respuestas y necesidades de cada paciente, sean cuales sean sus circunstancias psicológicas, físicas o emocionales. La música nos sirve para modificar el medio ambiente a través de la interpretación y la escucha, del movimiento y el canto, haciéndonos sentir más relajados o activados, más concentrados y comunicativos, etc. A través de la investigación y práctica clínica de los últimos años hemos observado que cuando el medio ambiente cambia, lo hace la biología y las respuestas psicoemocionales de las personas, con todo lo que esto comporta para el restablecimiento de la salud. La música hace que estos efectos se produzcan de manera rápida y observable. Además de hacer, considerarmos fundamental transmitir nuestra experiencia formando a nuevos profesionales, así como ofrecerles una plataforma para desarrollar sus cualidades terapúticas. El otro pilar sobre el que asentamos nuestra labor como Fundación se centra en la investigación sistemática de la práctica clínica, así como en el fomentar su conocimiento y difusión a través de la Editorial "Musicoterapia y Salud" y de la revista homónima.