Con un paseo les haces muy felices
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Por Francisco Javier Barrionuevo y Ruth Echevarría, voluntarios de equipo en el Hogar Teresa de los Andes, Bolivia para Ayuda en Acción.
Hemos tenido la suerte de formar parte de la gran familia conformada por el Hogar Teresa de los Andes (Bolivia) durante 3 semanas. Han sido días increíbles. Los niños y adultos internados en el centro son todo alegría y gratitud. Jamás se hartan de estar contigo. Te besan, te abrazan, te persiguen… Ahí es donde creemos que más hemos contribuido con la causa, en la parte afectiva. Es fundamental para ellos; y, con un simple paseo les haces muy felices.
Hemos ayudado a darles de comer, a vestirles y a todo aquello en lo que nuestra presencia era requerida. Nos hemos volcado desde el primer momento y nos hemos lanzado a ellos con los brazos abiertos para intentar que esas tres semanas fuesen los niños más alegres del mundo. Un objetivo que teníamos era dejarles una huella física y por eso nos encargamos de pintar las 19 puertas de los dormitorios del pabellón ‘marrón’. Azul celeste para los chicos y lila para las chicas.El toque de color creemos que ha mejorado mucho el edificio. También pusimos un letrero con el nombre de cada uno encima de los marcos de las puertas para indicar quién duerme en cada habitación.
Hemos conocido a los empleados del Hogar y sus tareas, de los que podemos decir que hacen una grandísima labor día tras día. Se esmeran para que los niños estén en las mejores condiciones posibles. Hemos compartido nuestro tiempo allí con los Hermanos de la Divina Providencia que son los encargados de la gerencia del centro. Con los cuales hemos tenido una gran empatía desde el principio. Y con Enrique Zeballos, gestor de Ayuda en Acción en el Hogar, quien nos ha ayudado en todo lo que necesitábamos. Ha sido un gran anfitrión.
Especial mención a las “Colonias españolas” (nombre cariñoso que nos dio el hermano Jorge) compuestas por cuatro voluntarios: Silvia, Claudia, Ruth y Francis; y un coordinador de Ayuda en Acción: Carlos. Desde el día 15 de julio que llegamos hemos sido una piña y hemos trabajado en equipo repartiéndonos los cometidos de tal forma que pudiéramos estar siempre colaborando codo con codo.
Para terminar, querríamos decir que nuestra labor allí ha sido muy positiva. No se puede cambiar el mundo en un periodo de tiempo tan corto, pero estamos convencidos de que gracias a estas pequeñas aportaciones voluntarias se mantiene la ilusión y las ganas de mirar al futuro con optimismo. Por eso aprovechamos esta ocasión para invitar a la gente a que haga voluntariado porque es una experiencia única y porque, como dijo Albert Einstein, “solamente una vida dedicada a los demás merece ser vivida”. El altruismo debe ser un pilar fundamental de todo ser humano y una manera de contribuir al bien común. ¡Adelante valientes!
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