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Pensar y escuchar antes de cambiar

18/09/2011

Foto de un tornado

Unas pautas básicas antes de abordar un replanteamiento del programa de voluntariado corporativo


Antes de las vacaciones mantuvimos dos reuniones con empresas que llevan varios años trabajando en el ámbito del voluntariado corporativo, y las dos nos transmitieron sus ganas de “cambio radical”, “empezar desde cero”, “catarsis”... Para nada son empresas con programas menores o sin resultados, sino que están mostrando su voluntad de mejorar y evolucionar sus programas.

Cuando nos piden ideas para que sus programas mejoren, la primera respuesta que damos sobre la marcha es seguir tres líneas:



  • Ver qué hacen los mejores, en nuestra última entrada del post mencionábamos un ejemplo de una empresa que está haciendo muy bien las cosas en España y también incluíamos la referencia a una publicación “de cabecera” para el voluntariado corporativo.

  • No pasar página con respecto a la historia previa en voluntariado corporativo, hay que aprovechar todo lo aprendido en los años anteriores. Qué actividades han funcionado y cuáles no, qué perfiles de la plantilla han sido más activos, qué aliados u obstáculos hemos encontrado en la empresas, las buenas relaciones construidas con las ONG...

  • Escuchar a la plantilla, se deberá tener en cuenta la estrategia de RSC o de acción social de la empresa, pero ¿es posible que este programa luego funcione si no hemos contado con la opinión de las personas que queremos se impliquen?


Nos vamos a detener en este último punto, en el de escuchar a la plantilla. Algunas claves:



  • Al acercarnos a los voluntarios plantear interrogantes que vayan más allá del cómo se organizó la actividad, intentar profundizar en lo compartido, descubierto o aportado por ellos en estas actividades.

  • No oír solo a las personas voluntarias, sino también a quienes nunca han participado. Cuál es su opinión sobre las propuestas que les han llegado desde la empresa y por qué no participaron.

  • Revisar las evaluaciones o comentarios que han hecho los voluntarios de las actividades, cuáles han funcionado mejor, dónde, cuándo, por qué… Ver su grado de evolución en estos años, no podemos olvidar que los voluntarios también buscan nuevas experiencias.

  • Estar preparados para recibir respuestas diferentes, personas que buscan un mayor compromiso, personas que prefieren seguir con las mismas actividades... Y ver cómo se puede atender a las diferentes sensibilidades.


Una última recomendación, dedicar tiempo a este momento de replantearse el programa. Pero cuidado con abandonar las actividades en este momento de análisis, si se aparca temporalmente el programa, puede haber confusión en la plantilla y desconexión del grupo de voluntarios. Eso sí, recomendamos todos los años dedicar un tiempo a repensar el programa para evaluarlo y mejorarlo.


 

Fundación Hazloposible | secciones: Voluntariado y empresa

 


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