Promover la integración social real de la persona diagnosticada de enfermedad mental así como de cualquier otra persona perteneciente a un colectivo en situación de riesgo de exclusión social. Crear espacios de comunicación para favorecer el conocimiento real y cercano de las enfermedades mentales de manera que desaparezca el estigma. Compensar las desigualdades sociales latentes y ayudar a que los colectivos en riesgo de exclusión encuentren su lugar para el desarrollo pleno de su vida. Eliminar las barreras que limitan a colectivos en riesgo de exclusión social y crear espacios de igualdad para que todas las personas sientan que tienen los mismos derechos, deberes y oportunidades. Crear redes entre los diferentes agentes que intervienen en el tratamiento de la salud mental de forma que se pueda ofrecer un tratamiento global, tratando a la persona y facilitando la consecución de sus propios objetivos vitales y no poniendo meros parches que apenas cubren déficits muy concretos y poco generalizables a otros contextos o momentos. Potenciar el desarrollo personal y creativo de la persona que sufre una situación de aislamiento o marginación social, de manera que pueda llegar a desarrollar todo su potencial y alcanzar la satisfacción de vivir su propia vida. Favorecer la toma de decisiones, creación de expectativas realistas y expresión propia, de manera que el enfermo mental llegue a ser autosuficiente para vivir su propia vida. Poner a disposición de la persona las herramientas, los medios y el impulso necesario para la consecución del fin último al que aspira todo ser humano, ser feliz