Y te crees que vas a ayudar...
- Autor/a
- Sandra
Es una experiencia de
Sandra
“Te crees que vas ayudar, y cuando estás de vuelta en casa te das cuenta de que es mucho más lo que recibes y aprendes tú de ellos…” Esto fue lo que me dijeron antes de marcharme, y seguramente esto ha sido lo que más me impactado del viaje a Chinguetti… y es que por más que quieras ayudar, y por más que intentes hacer allí cosas para ellos, al final eres tú el que te vuelves siendo mucho mejor persona, y habiendo aprendido lecciones muy importantes…
Y es que cuando llevas allí unos días te sorprendes al darte cuenta de lo felices que son ellos aun sin tener nada de nada…. Niños que juegan a las carreras de coches con dos latas de conserva, madres que rompen sus “melafas” para fabricarles pañales a sus bebes, tardes sin más que hacer que dar paseos por las dunas y tomar el té con tus vecinos…. mientras en tu país, rodeados de lujos innecesarios, la gente nunca está contenta con nada y se cree desgraciada buscando un montón de cosas que le faltan…
El trabajar en un hospital como el de Chinguetti también te enseña que lo más importante no es contar con moderna tecnología o con fármacos de última generación; realmente es el esfuerzo y las ganas de la gente que participa en el trabajo de cada día lo que logra salvar las vidas de los pacientes y salir adelante ante las muchas dificultades que supone mantener un hospital en un país subdesarrollado. Ha sido un placer trabajar y aprender cada día de ellos, desde la gente de la fundación hasta enfermeros, matronas y personal no sanitario.
Así que los miedos con los que te vas al principio, cuando piensas en lo difícil que va a ser estar allí solo, participar de una realidad que nada tiene que ver con la tuya, convivir con una cultura tan diferente, trabajar con gente que no habla el mismo idioma que tú.… se convierten en gratitud al darte cuenta de que no todo el mundo tiene la oportunidad de vivir una experiencia como ésta, en la que aprendes a hablar hassania, compartes con la gente la comida de un mismo plato, juegas con los niños a hacer volteretas, ayudas a traer a un bebe al mundo o duermes en el desierto mirando las estrellas…
Espero que durante muchos años más siga habiendo gente con ganas de ayudar para que el Hospital de La Fraternidad siga luchando como hasta ahora por la gente de Chinguetti.
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