Experiencias de Voluntariado


Campamento en Siria con niños palestinos

Autor/a
Luis Seminario Ruiz
País
Siria

Es una experiencia de Luis Seminario Ruiz

Niños
Hace ya unos meses tuve la oportunidad de viajar a Siria, a participar en un campo de trabajo. Ahora puedo decir que, por encima de todas las cosas, quiero no olvidar. No olvidar tantas cosas que allí pasaron, pensé o sentí. Quizás por esto mismo sea un buen motivo poner por escrito algunas de las reflexiones que allí me hice y dedicar unos minutos a compartirlas con vosotros. La idea era la de echar una mano en un campamento para niños palestinos refugiados que organiza cada año una agrupación local de Damasco. Quisiera explicaros tantas cosas sobre este viaje que lo más probable es que no sea capaz de hacerlo. Muchas cosas se van a quedar sin contar, sin explicar: sobre los niños, sobre qué significa vivir en una dictadura, sobre qué significa ser refugiado, sobre qué tenemos en común los españoles con los árabes, sobre la violencia (y la relación que los europeos en general tenemos con ella), sobre la capacidad (o dificultad) de ponerse en el lugar del otro, sobre las consecuencias de este viaje... Recuerdo ahora lo que decía la escritora Rosa Regás, algo así como que a ella escribir sobre la actualidad le sirve para acabar de formarse una opinión sobre las cosas... sí, creo que a mí esta vez me pasa igual. Esta es, resumida, mi experiencia: Sobre la violencia: Este viaje me ha servido para desembarazarme de grandes prejuicios pero también, a la vez, para descubrir lo endeble de algunas de mis creencias o posturas. Por ejemplo, he sido consciente de que no tengo una postura sólida sobre algo tan importante como es la violencia. Mi relación con ella (como concepto y como realidad) es tremendamente superficial, endeble y ¿‘naif’?. ¿Por qué? En primer lugar no nace de una vivencia personal de la misma. Lo más cercano a la violencia en mayúsculas (la que deriva del odio, la intransigencia o el fanatismo) en nuestra sociedad podría ser la historia de nuestros abuelos en alguna de las guerras de Europa, o los problemas de algún amigo en el Pais Vasco, o de algún familiar en Sudamérica. Y lo más cercano a la violencia cotidiana probablemente será cualquier noticia de sucesos en los medios de comunicación. En segundo lugar, podemos sentir la violencia como muy lejana aunque en realidad esté aquí al lado, más cerca de lo que parece, capaz de sorprendernos cualquier día aunque no lo presintamos. En tercer lugar, la paradoja: ¿cómo podemos profundizar en el conocimiento de la misma sin caer en ella? Ya sabemos que lo que no se conoce puede producir miedo y, bajo el miedo, quien sabe de lo que somos capaces. Y todo estos pensamientos vienen a cuento porque en Siria tuve la oportunidad de convivir con muchos refugiados palestinos de segunda y tercera generación (personas como tú y como yo, hijos y nietos a su vez de personas que ya fueron refugiados). En la historia familiar de muchos de ellos la violencia real fue algo palpable y forma parte de la (¿su?) normalidad. Tanto que para algunos de ellos la violencia puede convertirse en el último ejemplo de dignidad que quede a los palestinos cuando se encuentran entre la espada y la pared. Sobre los niños y su futuro: Los niños fueron los verdaderos protagonistas del campo. Con ellos descubrí otra vez al niño que hay en mí, descubrí que todo esfuerzo merece la pena por uno sólo de ellos, que nadie tiene derecho a comprometer su futuro, ni tan siquiera sus familias.... Y pensando en el futuro de estos niños, veía a sus hermanos y primos mayores, a sus vecinos, a los jóvenes ya adultos, algunos de ellos monitores del campamento, jovenes que como tú y como yo intentan abrirse camino y hacerse un hueco en el mundo y que, sin embargo, están sumidos en un presente (que a su vez es futuro de estos niños) sin apenas posibilidades, sin horizontes, sin opciones de mejora, jóvenes que se preguntan (y te preguntan) si sus hijos vivirán cómo están viviendo ellos y cómo vivieron sus padres y, a su vez, sus abuelos. Sobre la empatía, los choques culturales y las barreras a derribar: Con un poco de suerte y humildad, enseguida te das cuenta de que allí no resuelves nada de nada. En realidad descubres que no sabes nada, que todo es mucho más complicado de lo que te dijeron y que las soluciones no están a tu alcance. Allí descubres que eres mucho más inútil de lo que pensabas o, dicho de otra manera, que aquí podemos hacer cosas porque tenemos dinero y apoyo tras nuestro. Pero que si no tenemos todo eso a nuestro alcance en realidad no sabemos hacer nada por nosotros mismos. E, incluso, resultamos más inútiles que los que allí viven, porque todo nos es extraño: el idioma, el entorno... Y entonces descubres algo formidable: que lo realmente importante es llegar a la persona, ser capaz de ponerte en el lugar del otro y el otro en el tuyo. Y que para eso estás en igualdad de condiciones que el otro y que sólo te tienes a ti mismo para romper las barreras que nos separan (son tantas y de tantos tipos...). Sólo mostrándote humilde y compartiendo lo que eres consigues acercarte a la persona: vivir con ellos, comer con ellos, trabajar con ellos... Y es entonces cuando puede surgir algo valioso, una verdadera colaboración que a la vez nos permita a todos ser nosotros mismos y empezar a construir algo. Por último, ya solo me queda repetir unas palabra que leí a un gran viajero, Ryszard Kapuscinski, para animaros a realizar un voluntariado: “Poder conocer a otras personas y otros lugares es un privilegio que no podemos desaprovechar ni banalizar. Hagamos, al menos de vez en cuando, "viajes" a "realidades" que cuestionen el orden de las cosas que conocemos. Y tanto allí, como aquí, cuando nos crucemos por la calle con los que nos visitan o con los que vienen a trabajar a nuestro país, pensemos que la hospitalidad entiende el encuentro con otra persona como un acontecimiento, como una oportunidad, como una fiesta. Nunca como un problema".

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Comentarios de esta experiencia:

Jerico -18/08/2014
Woow tu experiencia me parecio increible,me gustaria ir a Siria, como lograste entrar como voluntario?
Podrias compartir el contacto? Te lo agradecería muchisimo ya que me gustaria ir a ayudar en lo que pueda
Gracias.

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Robin -04/05/2018
Hola Luis me encantaría ir a Siria ¿cuáles son los requisitos?
Trabajo en México en una ONG y me gustaría trabajar en Siria. He tocado algunas puertas y no me contestan, realmente quiero ir. Me podrías compartir el contacto. Muchísimas gracias. :D

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