Experiencias de Voluntariado


Voluntariado Marruecos Amal Taznaqt

Autor/a
Ana Sanchez Ferri
País
Marruecos

Es una experiencia de Ana Sanchez Ferri

Algunas veces la vida tiene extraños momentos en los que parece que todo se para y aparecen las preguntas, preguntas como ¿qué estoy haciendo aquí, en esta ciudad en la que vivo? ¿cómo he llegado hasta aquí? ¿es realmente donde quiero estar?¿estoy viviendo lo que quiero vivir? Y ahora…¿hacia dónde? ¿permanezco, sigo, cambio, busco?
Supongo que todos os habréis encontrado en esa situación en la que parece que el tiempo te ha hecho recorrer un camino en el que te encuentras sin saber muy bien cómo. Bien, en ese momento entendí que mi reflexión debía ser más profunda, empezando a reconocer que los recuerdos y las experiencias vividas son en realidad parte de nosotros mismos, de nuestra identidad. Mis recuerdos, experiencias y aquello que iba a aprender de cada una de ellas era lo más importante sobre mí, mis aprendizajes, el legado que iba a dejar a los demás, la huella. Y fue en ese momento cuando me di cuenta de que necesitaba hacer algo por mí pero sobre todo por los demás.
Es así como me puse a buscar y encontré la Asociación Amal Taznaqt y sus proyectos de voluntariado para Semana Santa, y esta experiencia me ha dado más de lo que nunca hubiera podido imaginar. Y sé que suena a tópico, pero realmente llegas con una idea, con ganas de hacerlo todo, de ayudar, de volcar tu alma en hacer miles de cosas, y te vas con la idea de que ese alma se va a quedar ahí para siempre, porque vuelves siendo realmente otra, porque este tipo de experiencias no son sólo un voluntariado. Te das cuenta de que por el simple hecho de ser, y estar en ese momento, un niño te coge la mano para que juegues con él, para sentirse a tu lado. Y cuando lo miras y le brillan los ojos y dibuja una sonrisa, ya no quieres nada más que estar ahí para siempre y sentirte así siempre.
Compartí mi experiencia en Taznaqt con otros voluntarios a los que no conocía y que ahora son parte de mi nueva familia, convivimos durante más de una semana en un casa donde realizamos todo tipo de trabajos colaborativos, preparando las actividades con los niños que después desarrollaríamos en la escuela, con la asociación de mujeres, y sobre todo compartiendo con los coordinadores de la asociación su trabajo allí. Ellos me transmitieron todo lo que aquí os cuento, y sobre todo de ellos me sorprendió la sensibilidad que puede llegar a tener una persona para dar, y para ofrecer todo lo que está en su mano para hacer sonreír a un niño. Me han hecho descubrir que se puede ser feliz sólo con proponértelo, que la voluntad es la que marca tu camino, que lo importante es seguir tus sueños, buscarlos, y que si tú no puedes sólo están los demás para ayudarte a conseguirlo.
Es una suerte, como digo poder contaros esto aquí, porque de verdad que es una experiencia que hay que vivir, que hay que sentir, porque te devuelve multiplicado por infinito lo que tú puedas ofrecer. Esta experiencia me ha marcado, me ha tocado muy fuerte y muy dentro del corazón, un espacio que tenía encerrado bajo llave y que ahora está abierto para seguir sintiendo, para seguir ofreciendo, porque como decía Eduardo Galeano, el mundo consiste en un mar de fueguitos: “Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”. Espero que muchos de vosotros os atreváis a mirarlos de cerca, a acercaros y encenderos de ese fuego tan grande que ofrece Marruecos y su gente.


Comentarios de esta experiencia:

 
 

OPORTUNIDADES

PUBLICIDAD

Con el apoyo de: 

 

Visita hacesfalta.org empleo