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Por un futuro donde nacer niña solo implique nacer

11/10/2020

Este año, bajo el lema “Mi voz, nuestro futuro en común”, en el Día Internacional de la Niña se pretende reimaginar un mundo mejor en el que todas las niñas y las jovenes se sientan seguras, motivadas y reconocidas, un mundo que las tenga en cuenta, las proteja e invierta en ellas. 


En el mejor de los casos, nacer niña te sitúa en una casilla de salida unas cuantas casillas por detrás de quienes nacen siendo niños, con la certeza de que factores como la socialización diferencial de género, fruto de crecer en una sociedad patriarcal y machista, condicionarán en gran medida tanto tu desarrollo personal como profesional, sin mencionar todos los tipos de violencia a los que podrás verte expuesta por el simple hecho de nacer mujer. En el peor de los escenarios, nacer niña determina de manera casi inexpugnable el resto de tu existencia, situándote como ciudadana de segunda (o incluso de tercera) y condicionando hasta la más íntima de tus experiencias vitales, llegando incluso a poner en riesgo tu integridad física desde la infancia y vulnerando de manera sistémica tus derechos fundamentales.


Partir de la evidencia de que el género, entre otros factores, determina en gran medida las oportunidades de una persona para acceder a la educación, la protección, la vida pública o incluso la salud, es completamente necesario para abordar las problemáticas que acarrean dichas injusticias desde la raíz y tratar de erradicarlas protegiendo la infancia.


Antecedentes históricos:

Ya en 1995, en la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, los países adoptaron por unanimidad la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, el plan más progresista realizado hasta el momento para procurar los derechos no solo de las mujeres sino también de las niñas. Así, la Declaración de Beijing fue la primera en llamar oficialmente a los derechos de las niñas.

Sin embargo, aunque hace mucho que existían los días de la Mujer y del Niño, ninguno de estos reconocían la posición única de las niñas, ni albergaban en conjunto las problemáticas propias a condición de su género y edad hasta 2011, cuando la ONU estableció el 11 de octubre como el Día internacional de la Niña, con los objetivos de concienciar acerca de las distintas situaciones desfavorables de las niñas en todo el mundo, darles voz y visibilidad, y apoyar la defensa de sus derechos.




Algunos de los principales riesgos que afrontan las niñas (Unicef y ONU):



  • Más de 200 millones de niñas y mujeres en el mundo han sufrido la mutilación genital femenina, una práctica horrible que atenta directamente contra los derechos de las niñas y las mujeres y que aún se realiza de manera relativamente regular en más de 30 paises, sobre todo en Africa y Oriente Medio y en menor medida en Asía y América Latina, además de importarse en la clandestinidad a lugares donde no era frecuente, como son Europa, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.

  • Unos 650 millones de niñas han contraído matrimonio antes de cumplir los 18 años, es decir, 1 de cada 5.

  • En el mundo, alrededor de 15 millones de chicas de entre 15 y 19 años han sufrido relaciones sexuales forzadas. Cifra que presumiblemente es mucho mayor, debido a la cantidad de agresiones que las víctimas no denuncian de ningún modo por vergüenza, miedo a sufrir represalias o ante la falta de apoyo social e institucional.

  • El desequilibrio en el reparto de la carga doméstica empieza desde la más tierna infancia, así las niñas entre 5 y 9 años dedican un 30% más de tiempo a tareas del hogar que los chicos de su misma edad. Las cifras se acentúan a medida que se hacen mayores, cuando tienen entre 10 y 14 años ellas dedican un 50% más de tiempo que ellos, es decir, el doble de tiempo.

  • 1 de cada 4 chicas de entre 15 y 19 años no estudia, no recibe formación o no trabaja, frente a 1 de cada 10 chicos de su misma edad.

  • En los países en vías de desarrollo, 9 de cada 10 adolescentes trabajan dentro de economías sumergidas, donde cobran muy poco o incluso nada y habitualmente sufren maltrato y explotación laboral.


A estas problemáticas que podemos considerar tristemente persistentes respecto a años anteriores, se suman desde hace algunos años otras propias del tiempo que nos ocupa: la Era Digital. La tecnologización global y la proliferación de las Redes Sociales, han arrastrado consigo algunas de las prácticas contra las mujeres y las niñas que se dan también en las calles, como es el caso del acoso online, el cual -según un estudio elaborado por Plan International- afirman haber sufrido 6 de cada 10 niñas y adolescentes en el mundo. Otros datos de este mismo informe revelan que el 25% de ellas ha sentido que estaba en peligro físico a consecuencia de esto, el 42% explica que a raíz de ello han perdido la confianza en sí mismas, la mitad (una de cada dos) siente que este tipo de acoso, el acoso en internet, es incluso más intenso que el que sufren en la calle. Además, el 37% de las niñas que se identifican como parte de una minoría étnica y que han sufrido acoso online y el 42% de las niñas que se identifican como LGTBIQ+ y que también lo han sufrido, dicen que las acosan por esos motivos, lo que también refleja otras formas de odio presentes en nuestra sociedad como son el racismo y la homofobia.



Las niñas y jóvenes de todo el mundo tienen derecho a una vida segura, libre de violencia y de prácticas nocivas, a tener acceso a una educación y una sanidad de calidad y a ser vistas y tratadas como iguales respecto a sus compañeros varones en todos los ámbitos. Ellas mismas están tumbando las barreras que generan los estereotipos y la exclusión, como hemos visto a través de varias jóvenes activistas en todo el mundo: Malala Yousafzai (Pakistán); Autumn Peltier (de la tribu indígena Wiikwemkoong First Nation, situada en Ontario, Canadá); Zulaikha Patel (Sudafrica); Amika George (Reino Unido); Patricia Ramos (España); Payal Jangid (India); Emma González (EEUU); Las hermanas Melati e Isabel Wijsen (Indonesia); Ahed Tamimi (Palestina) y Greta Thunberg (Suecia).



Ahora, más que nunca, las niñas están buscando generar un impacto positivo en el mundo y en las generaciones futuras. Pero no podemos esperar que terminen solas con las numerosas lacras que las rodean, la inversión en la protección de la infancia desde una perspectiva de género es clave para conseguir avanzar, del mismo modo que la igualdad de género es necesaria para un verdadero desarrollo sostenible que no deje atrás a nadie.  


Encuentra aquí tu voluntariado relacionado con la infancia y la mujer.


 


Patricia Martínez Aparicio, equipo de Hacesfalta 

Hacesfalta.org Fundación Hazloposible | secciones: Voluntariado

 

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