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Voluntariado profesional: 3 lecciones y 3 claves

20/03/2012

Avanzamos en el reto del voluntariado profesional, reforzando sus virtudes y advirtiendo de sus riesgos, pero también mencionamos sus posibles soluciones


 


El voluntariado profesional es un tipo de voluntariado corporativo donde las personas voluntarias realizan tareas relacionadas con sus capacidades profesionales y su experiencia laboral. Ya hemos dedicado algún post a este tipo de voluntariado,  ya que, al poner en valor las capacidades profesionales de la plantilla en favor de las iniciativas sociales, tiene un carácter diferencial y positivo.


El voluntariado profesional se concibe como un paso más en el voluntariado corporativo: las empresas, tras unas primeras acciones de voluntariado no vinculadas con los perfiles profesionales de la plantilla, buscan este tipo de colaboración con más impacto. Estas actividades tienen la ventaja de fortalecer la relación entre las empresas y las organizaciones sociales, porque su duración y compromiso mutuo son mayores. Además, permite a las ONG acceder a unos servicios de calidad, que no podrían obtener a precio de mercado.


Otra forma de colaboración relacionada con el voluntariado profesional son los servicios pro bono, que algunas empresas o profesionales prestan de forma gratuita a las ONG. Estos pueden ser entendidos como voluntariado corporativo si las personas que prestan el servicio han elegido libremente su participación en el equipo de profesionales que colabora con la ONG.


 


Dificultades y riesgos


Pese a estas ventajas del voluntariado profesional y de los pro bonos, hay ciertas dificultades y riesgos que no se pueden ignorar. Taproot es una fundación estadounidense que lleva trabajando más de diez años en la gestión y coordinación de voluntariado pro bono. Tras su mediación en más de 1.000 proyectos pro bono, ha conseguido que el 90% de estos proyectos lleguen a finalizarse, y ha sacado las siguientes lecciones:



  • La selección de voluntarios ha de ser rigurosa. de las 20.000 personas inscritas en los proyectos de Taproot, cerca del 60% no estaban cualificadas para el proyecto en el que se habían inscrito. Este riesgo es más fácil de gestionar en un entorno cerrado como es una empresa.

  • Las ONG deben acompañar a estos voluntarios y asumir el compromiso necesario. El 75% de las ONG que se acercan a Taproot requieren mucho acompañamiento en el inicio del proyecto para identificar correctamente las necesidades y objetivos del proyecto.

  • Una buena gestión del proyecto es importante, en el 65% de los proyectos gestionados por Taproot han surgido problemas que podrían haber hecho que el pro bono no concluyese satisfactoriamente si no hubiese participado Taproot.


Estas lecciones no deben echar atrás ni a las empresas ni a las ONG a la hora de proponer la colaboración en proyectos de voluntariado profesional y pro bono. Eso sí, se deben tener en cuenta al plantearse este tipo de iniciativas, cumpliendo con tres principios básicos:



  • Definición clara por parte de la ONG del problema a resolver y de la petición concreta que se traslada a la empresa.

  • Formación por parte de la empresa de un equipo de personas con capacidades y recursos suficientes para atender la petición planteada.

  • Voluntad de las dos partes para seguir el proyecto de cerca e interés en resolver las pegas que surjan durante su ejecución para garantizar su finalización.


En un próximo post aportaremos algunos ejemplos de voluntariado profesional que consideramos innovadores y muy interesantes.


 

Fundación Hazloposible | secciones: Voluntariado y empresa

 


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