21/06/2013
Es difícil resumir en unos párrafos todas las intervenciones que tuvieron lugar este martes con motivo de la Jornada sobre Voluntariado Corporativo organizada por Kellogg´s y el Observatorio de voluntariado corporativo. Intentaremos resumir lo que nos llamó más la atención.
Cabe destacar la intervención del Profesor Sandalio Gómez, habitual ponente en estos encuentros, quien planteó un itinerario muy esquemático y claro para el desarrollo de un programa de voluntariado corporativo. Su propuesta divide este plan en cuatro fases: sentido, criterios, puesta en marcha y medición. Etapas claramente diferenciadas con indicaciones y recomendaciones muy claras para cada una.
Nos detenemos brevemente en la primera fase, la del sentido del programa, o sea cuando corresponde resolver el interrogante fundamental, el ¿para qué?. Parece muy sencillo, pero cuando desde la Fundación Hazloposible acompañamos a las empresas en la concepción de sus programas de voluntariado corporativo, esta primera fase (la que nosotros llamamos marco de referencia) es la que más dificultades plantea. Sandalio Gómez aplica aquí su teoría de las 5 Cs: las primeras tres son claridad de ideas, coherencia (entre lo que se dice y lo que se hace) y comunicación. Si estas estas 3 Cs se resuelven satisfactoriamente, se conseguirán las dos siguientes: confianza y credibilidad.
José Antonio Busto, presidente de la Federación Española de Banco de Alimentos, hizo una reflexión muy interesante, en ocasiones olvidada en el VC, sobre el impulso o motivación que lleva al voluntario a colaborar. Diferenció entre la solidaridad basada en la racionalidad y solidaridad basada en el sentimiento. Explicó que él se queda con la primera porque es la que moviliza al voluntario con independencia de las circunstancias, apetencias o momentos.
Carmen Garcia de Andrés, directora general de Fundación Tomillo, presentó varios proyectos de voluntariado corporativo donde el voluntariado consiste en formación a jóvenes, y destacó este tipo de acciones por su facilidad de desarrollo. Todos los profesionales tienen conocimientos que aportar, y solo es cuestión de sistematizarlos, y para los voluntarios es una colaboración muy gratificante. Además, tanto quien forma como el alumnado adquieren competencias convirtiéndose en proyectos de aprendizaje-aprendizaje.
Julio Carlavilla, de Citibank, por su parte planteó el nivel de participación de la plantilla del Banco, cercana al 30%, y cómo se había mantenido pese a los procesos sufridos de reestructuración de plantilla en los últimos años. También aportó algunas claves para alcanzar esos niveles de participación en el voluntariado:
Y, para concluir, os dejamos una reflexión de Ángeles Alcazar, de Iberdrola, sobre que los programas de voluntariado corporativo de las empresas no deben ser un ejercicio de buenismo, sino que deben estar integrados en los objetivos estratégicos de la empresa, y como tal deben ser presentados a la plantilla, de una forma transparente.
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