Voluntariado en Malawi - Parte 3
- Autor/a
- Ainhoa Fernández del Rincón
Es una experiencia de
Ainhoa Fernández del Rincón
Ver Parte 2 de esta experiencia de voluntariado
Me gustó ir allí, vivir con ellos y compartir mi tiempo y lo poco que sabía de proyectos de cooperación con ellos.
Mis días en el colegio de Nambuma con las niñas son inolvidables. Mis paseos por el mercado con los puestos de madera y la carne de cabra colgando. Los días de clínicas móviles (pequeñas pick up con algunas medicinas y vacunas que viajan a las zonas más adentradas de la sabana para que aquellos que viven lejos de los hospitales puedan acceder a unos mínimos de salud) viendo con alegría mes a mes, como muchos niños se mantenían saludables gracias a los consejos de nutrición y a las vacunas y como las madres aprendían a hacer que sus hijos enfermaran menos a través de una alimentación más completa y así se criaran mejor.
No suelo tener buena memoria en mi vida, sin embargo, de aquellos meses en Malawi, soy capaz de recordar cada minuto, cada rostro y cada experiencia, mejor o peor, que me hicieron llegar a ser quien soy ahora, alguien que intenta tener presente cada día que su misión en la vida es el servicio a la sociedad, esté donde esté, trabaje en lo que trabaje y haga lo que haga.
Si tuviera tiempo infinito contaría palabra por palabra las miles de historias de vida que conocí allí porque lo importante de todo esto no es mi experiencia, no soy yo, si no las vidas de aquellos que día tras día siguen amaneciendo en Malawi y luchando por sobrevivir una jornada más dando lo mejor de sí mismos a los demás, ya sea trabajando en los hospitales y las escuelas o para ganarse el pan para sus familias. Y cuando digo esto me vienen nombres a la cabeza como Texon, Violet, Sister Ángela, sister Teresita, sister Stephanie… todas las sisters que velan por el buen funcionamiento de los proyectos y los trabajadores que ponen todo su empeño y conocimiento para que todo marche bien y siga adelante, como el increíble Devlin, un malawiano que no distingue entre día y noche cuando de trabajar se trata y no descansa porque como él me dijo una vez “siempre hay algo más que se pueda hacer por los demás”.
Esta es mi historia, que seguro no es nada especial, pues hay gente que ha dado y da mucho más tiempo y esfuerzo de lo que yo he dado o daré pero que a mi me cambió la vida y me hizo mirar a África con otros ojos y la vida con otra disposición del alma.
Ver Exposición: Ainoha, Voluntariado en Malawi
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