El milagro de la relación
- Autor/a
- ENRIQUE RICHARD RODRIGUEZ
- País
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España
- Provincia
-
Barcelona
Es una experiencia de
ENRIQUE RICHARD RODRIGUEZ
Hay que ver la poca importancia que muchas veces le damos al saludo. Y en el fondo es lo único que tenemos para relacionarnos. No somos conscientes de que ese saludo, que para nosotros es pura rutina y uno más de tantos como damos a lo largo del día, para alguna gente quizás sea el único que va recibir. Sin él seguramente se iría a dormir sin que nadie se hubiese percatado de su existencia.
Nuestro saludo con frecuencia se convierte en pura verborrea sin sentimientos; pura rutina de como cuando coincidimos en el ascensor con el vecino del segundo primera.
Cuando llego al Centre Obert de Arrels, en C/Riereta, acostumbro a saludar ofreciendo mi mano a todo aquel con quien me encuentro.
Recuerdo el primer día que saludé a Carmen:
- ¡Hola, Carmen!, ¿cómo estás?…
Me miró con los ojos grandes que ella tiene, sorprendida:
- ¿Y tú quién eres?
Me senté con ella. Y ella ya no paró de hablar.
Ahora, siempre que nos vemos espera mi mano
- ¡Qué calientes las tienes!…
- ¡Y tú qué frías…! ¿Cómo estás…?
- Yo… no estoy mal…
- ¡Cada vez más guapa…!
Se ríe:
- Por dentro lo llevo…
- Mientras no se vea…
Y me voy después de un rato de escucharla.
Cuando yo me voy, Carmen hace sentar al siguiente.
Y yo sigo con mi mano extendida:
- ¡Antonio, has cambiado de gafas…!
Antonio me mira y se ríe sin soltarme la mano…
Y así, cada día los saludos se multiplican. Mi acción, aparentemente aislada, no es única, sino que se repite una y otra vez sobre las mismas personas. Con tonos distintos, con formas desiguales, con sentimientos diferentes dependiendo del voluntario que se acerca.
Angel me decía un día: “es una madraza, pero se preocupa por mí”, refiriéndose a una señora voluntaria que, como a un hijo pequeño, le preguntaba por su salud.
No es única, ni la mejor mi relación con ninguno; es la suma de todas las relaciones la que va haciendo el milagro:
- El milagro de la compañía
- El milagro de volver a ser querido
- El milagro de no estar sólo
- El milagro de sentirse aceptado
- El milagro de encontrar motivos para ser
- El milagro de recuperar la dignidad
- El milagro de volver a intentarlo….
- El milagro…. El milagro….
Y desde “la azotea” que tiene la sala del Centre Obert, repasando una por una las caras de las personas que juegan, o leen, o hablan, o simplemente están, vas apreciando en cada una de ellas el milagro que se va repitiendo día tras día en Arrels:
"EL MILAGRO DE LA RELACIÓN"
http://enriquerichard.es/ (Blog: Con Cartones por la Calle)
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