Objetivo
El tercer sector es el conjunto de entidades (asociaciones, organizaciones, fundaciones, etc.) que no siendo ni públicas, ni teniendo ánimo de lucro, se ocupan de realizar proyectos de acción o participación social, o defender intereses de colectivos de cualquier tipo (asociaciones culturales, deportivas, de consumidores, de ocio, protectoras de animales, medioambientalistas, etc.). Ello mediante el recurso de profesionales, técnico/as y/o voluntario/as. Existen muchas maneras de hacer voluntariado, tantas como necesidades existen en una comunidad o sociedad.
El voluntariado es la prestación personal, desinteresada, gratuita, consciente y voluntaria de una persona en beneficio de su entorno o comunidad, de otras personas más necesitadas o de asociaciones sin ánimo de lucro. Es en esencia una actividad libre que puede estar guiada por sentimientos de altruismo, solidaridad, responsabilidad política y social que no admite ataduras. La mayor parte del trabajo voluntario se realiza en el marco de organizaciones, que pueden ser privadas o públicas, o asociaciones que surgen por propia iniciativa de lo/as voluntario/as. Se pueden usar diversos términos o conceptos para referirse al voluntariado: activismo, ayuda informal o participación de la comunidad (Ramírez-Valles et al., 2014).
LAS ORGANIZACIONES QUE NECESITAN DE VOLUNTARIO/AS
Las organizaciones sin ánimo o fines de lucro, suelen ser organizaciones no-gubernamentales (ONGs) o de base comunitaria. En el caso de las organizaciones de base comunitaria (OBC), para que sean reconocidas como tales (es decir, legitimadas), deben (Fernández-Dávila, 2021):
Promover el involucramiento y participación de los miembros de la comunidad a través de diversas acciones de promoción para alcanzar y atraer a la mayor diversidad de la población (así se puede decir que la OBC representa al conjunto de la comunidad).
Los miembros de la comunidad deben ser efectivamente involucrados o consultados en las propuestas de líneas de acción y en la toma de decisiones. Las acciones que se lleven a cabo deben reflejar esta consideración (la gran mayoría de los miembros debe reconocerse en la decisión y en su ejecución). Esto implica ser transparente y utilizar todos los canales de comunicación posibles para que la información completa llegue a todo/as.
Por estos aspectos, la dirección de una organización de base comunitaria implica gestionar de una manera apropiada (y, a veces, delicada) el voluntariado.
La participación de lo/as voluntario/as en las organizaciones reviste una gran importancia. Eso/as voluntario/as ayudan a cumplir mejor las tareas de la organización y a mejorar la calidad de los servicios, permiten llegar mejor a los beneficiarios y permiten optimizar los recursos financieros. Lo/as voluntario/as por su parte deben sentirse partícipes y alcanzar la satisfacción de sus objetivos de participación y compromiso social (ICD, 2004).
Sin embargo, en general, existe una frágil relación entre lo/as voluntario/as y las organizaciones que lo/as acogen, donde no se establecen deberes y obligaciones claras de una y otra parte. Se observa que, aunque la participación voluntaria en las organizaciones es importante, todavía no se han establecido en la mayoría de los casos políticas institucionales en cuanto a la convocatoria, a la inserción de lo/as voluntario/as en la institución y en la toma de decisiones, a la firma de acuerdos previos, ni en cuanto a los requisitos o la formación/capacitación ajustado al perfil de lo/as voluntario/as (ICD, 2004).
GESTIÓN DEL VOLUNTARIADO
Con el objetivo de impulsar y mantener el espíritu del voluntariado (generar cohesión) en una organización en la que se beneficien ambas partes, a continuación, planteo una serie de aspectos a implementar con el propósito de: fortalecer o mejorar la relación voluntariado-organización, mantener el buen funcionamiento de la entidad, evitar que el/la voluntario/a se sienta “usado” o “explotado” y que el “ciclo de vida” de un/a voluntario/a en una organización sea el más largo posible.
Crear un área del voluntariado cuya gestión, si es posible, esté a cargo exclusivamente de un/a técnico/a.
Establecer estrategias (p.e. outreach, acercarse a donde está la población diana), además de los canales clásicos (p.e., lanzamiento por redes sociales de una invitación a participar de un curso de voluntario/as para ser parte de algún servicio de la organización) que permitan atraer a personas que puedan llegar a interesarse por involucrarse en la organización.
Al momento de la aceptación de voluntario/as se debe:
- Firmar un acuerdo donde ambas partes acepten funciones y tareas, el cual debe de incluir el tiempo de dedicación (p.e., atender el servicio, al menos, una vez por semana, por dos horas). Al tratarse de un involucramiento serio y/o formal, este documento puede ser la referencia para demandar un cumplimiento mutuo.
- Generar un registro (con consentimiento informado) que además de datos básicos o generales (edad, motivación, habilidades, servicio/comisión, tareas/actividades, etc.) se incluya información de oficio o profesión, que permita derivar o solicitarle un servicio ya sea desde la propia asociación, de otro/as voluntario/as o de usuario/as. Sería como una forma de devolverle la labor prestada a la entidad.
Para mantener al voluntariado y reforzar su permanencia, debemos saber por qué vienen y por qué se van:
En apariencia, la motivación principal para hacerse voluntario/a suele ser el altruismo y/o disposición de tiempo libre. Esto puede ser real en algunos casos, pero en muchos otros, vienen a buscar “algo” (p.e., sentido de pertenencia, soporte social, ampliar redes sociales, etc.). Si atendiéramos la necesidad por la que una persona se hace voluntaria, reforzaríamos su interés, involucramiento y participación.
Cuando un/a voluntario/a comunica que se va, algún miembro de la junta directiva de la organización lo/la debe de llamar para agradecerle su involucramiento y preguntarle los motivos de su marcha. Además de servir como feedback, hacer esto sería un gesto de consideración e interés por una persona que ha entregado su tiempo y dedicación.
El trato a lo/as voluntario/as debe ser también individual (por lo menos una vez al año, lo/as técnico/as, la gerencia o la junta directiva deben acercarse y mostrarse interesados por su situación de vida o bienestar, además, así también, se podría detectar algún recurso/habilidad que tuviera y se pueda canalizar).
Evaluación de servicios/comisiones. Además de lo que lo/as representantes de los diferentes servicios/comisiones puedan informar, se debe de crear un mecanismo que permita recoger directamente y de forma periódica la opinión de lo/s voluntario/as de esos servicios/comisiones por algún miembro de la junta, así se permitiría triangular datos y verificar que, efectivamente, la voz de lo/as voluntario/as es escuchada.