La India y yo. Reflexiones de un voluntario.
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El azar suele viajar de incógnito. Toma asiento a nuestro lado y nos acompaña silencioso, alterando tímidamente nuestras vidas sin que apenas nos percatemos de ello. A menudo lo hace disfrazado de pequeñas casualidades, de circunstancias cuotidianas o, de acciones y decisiones aparentemente intrascendentes. Es sólo después, mirando atrás, que somos capaces de entender el importante papel que éste ha jugado en nuestro viaje por la vida.
Se disfrazó de casualidad cuando apadriné una niña en la India unos años antes de visitar el país. Se disfrazó de decisión intrascendente cuando escogí leer entre tantos libros el
Dios de las pequeñaas cosas o el
Gitanjali de Tagore. Se puso el vestido de circunstancia cuotidiana cuando hice el postgrado en temas de cooperación. Y se vistió de coincidencia cuando encontrélas webs de
Shanti Bhavan o de
Forkids.
Alguien dirá que eso no es el azar, sino el
Destino, el
Karma, el
Orden Natural, la
Providencia o la
Fatalidad. Dadle el nombre que queráis. Ciertamente cuando uno va cumpliendo años y mira hacia atrás, empieza a intuir cierto camino escondido bajo la arena.
Después de tres años y de tres visitas a la India, empiezo a entrever este camino que me ha llevado donde estoy y a ser quien soy. Ahora creo que puedo escribir la primeras reflexiones o si queréis conclusiones de mis estancias en este país.
1.- La primera conclusión es que
tú no visitas la India, es ella quien te visita a ti. Esto tardas en entenderlo, y de hecho no sé exactamente como explicarlo, así que no sé si es una reflexión muy útil para quien pueda leerla. Una vez leí que un viaje a la India es un viaje al interior de tu cabeza. Quizás es porque la India te pone a prueba constantemente, te rompe todos los esquemas, y te obliga a reflexionar sobre muchas cuestiones. La India te puede sugerir cualquier cosa excepto indiferencia.
2.- La segunda es que
no hay una India. Hay miles. Está la India tradicional, la contemporánea, la mágica, la eterna, la rica, la pobre¦ Más de mil millones de personas, veintinueve estados, dieciocho lenguas oficiales, miles de dialectos, infinidad de religiones y creencias. Mark Twain dijo:
La India es la cuna de la raza humana, el lugar de nacimiento del discurso humano, la madre de la historia, la abuela de la leyenda y la bisabuela de la tradición. Los materiales más valiosos y instructivos de la historia están guardados sólo en la India.
3.- Sólo con cinco minutos en la India tienes bastante para descubrir que
la pobreza tiene ojos, y que estos te atraviesan como puñales. Algunos puñales van cargados de súplicas, otros de indiferencia, otros de simple curiosidad, y algunos pocos también de desprecio. Por suerte también hay muchas sonrisas que te buscan, te encuentran y que de alguna manera equilibran la balanza. Visitar la India significa asistir a la lucha por la vida en las profundidades de tu ser. En la India ves lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Creo que es en la
Ciudad de la Alegría donde se dice que delante de ciertas realidades sólo tienes tres opciones: huir, ser un espectador o comprometerte. La elección por supuesto, siempre es cosa tuya.
4.- Una conclusión importante es la de que
haciendo un voluntariado sobre el terreno apenas puedes cambiar nada. Con unos meses no hay tiempo de hacer grandes cosas, pero haciendo honor a la frase de Teresa de Calcuta sobre las pequeñas acciones:
si estas gotas de agua no existieran quizás el océano las echaría de menos. Lo que más cambia haciendo un voluntariado sobre el terreno es el propio voluntario, y su verdadero poder transformador empieza realmente cuando vuelve a su casa y se percata de la burbuja donde había vivido. Es entonces cuando tiene la capacidad de implicar a otras personas que a la larga harán más pequeños cambios e implicarían a otras personas, construyendo así una cadena interminable.
5.-
Hay mucha más gente de la que creemos que dedica toda su vida a los demás. Y no lo digo en el sentido religioso de ayudar a los otros para autosalvarse sus propias almas, sino que lo hacen porque creen que otro mundo es posible. No un mundo perfecto, sino simplemente un mundo más justo. Vivimos en una sociedad consumista, egoísta e individualista pero os puedo asegurar que el altruismo existe, yo lo he visto. Lo he visto en Vicente Ferrer que ha cambiado dos millones de vidas, pero también lo he visto en chicas de 18 años que se van de voluntarias una semana a un orfanato de Calcuta. Lo he visto en familias bajo el umbral de la pobreza que se gastan sus pocas rupias para darte todas las atenciones a ti, el visitante. Lo he visto en personas como Latha y Ali en Bagepalli (
Forkids). Lo he visto en gente como Jaume Sanllorente y sus Sonrisas de Bombay o en Abraham George y su proyecto
Shanti Bhavan. Estos últimos, ambos con una vida fácil y sin complicaciones por delante, pero que lo han dejado todo para intentar mejorar la vida de unos niños y niñas que no tenían ningún futuro. Lo he visto en mujeres anónimas en pueblos remotos, marcadas por unas historias personales tan duras que nosotros no podemos ni llegar a imaginar, pero que han tirado adelante y ahora hacen de trabajadoras sociales o de maestras en su pueblo.
6.- También he aprendido que
la vida es una duda constante. Enfrentarte a realidades tan duras como las de la India multiplica tus dudas por mil, incluso sobre aquellas cuestiones que ya creías tener más claras. Vicente Ferrer sentencia magistralmente:
La duda es la herida de la mente al alma.
7.-
Pertenezco a la India. Después de tres visitas, tengo allí suficientes amigos y vínculos como para considerarme una pequeña parte de este país. La India nunca será mi casa, es imposible reemplazar Girona, donde he nacido y crecido, donde están mi familia y mis amigos, pero sé que la India ocupa una parte muy importante de mi vida.
8.- Una cosa que se aprende viajando, no hace falta ir a la India (y que conste que yo distingo entre viajar y hacer turismo), es que
antes que nada somos ciudadanos del mundo. Yo después soy gironé (gerundense), y a todo lo que queda detrés (catalán, español, europeo) cada vez le doy menos importancia. Creo en aquello de que se ha
pensar globalmente y actuar localmente, no sólo al realizar nuestras acciones sino también en nuestra concepción de la vida.
9.- La última conclusión/reflexión viene en forma de proverbio hindúº:
Todo lo que no es dado es perdido.
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Para aquell@s que queráis información de los proyectos donde he trabajado en la India, podéis visitar las siguientes direcciones:
-
Forkids (ONG catalana con proyectos en Karnataka, India)
-
Shanti Bhavan (Proyecto de la ONG George Foundation en Tamil Nadu, India)
-
Com gotes a l'ocea (mi blog personal)
Respecto a mí, soy ingeniero informático y mi labor en las dos ONGs ha sido similar: organizar un aula de informática, impartir clases de informática y matemáticas a los niños y niñas, y capacitar a profesores para que puedan continuar el trabajo.
Las dos organizaciones reciben voluntari@s, a los que dan alojamiento y comida de forma gratuita, aunque por supuesto los gastos del viaje van a cargo del voluntario. Los requisitos dependen de la tarea concreta a realizar (que a su vez depende del perfil específico del voluntario), pero evidentemente se necesita un buen nivel de inglés, normalmente algún título universitario, y si es posible, experiencia previa en cooperación. También se pide un cierto compromiso temporal y no se suele aceptar a voluntarios para unos pocos dias salvo en raras excepciones.
En ambos casos el voluntario vive en una comunidad rural del Sur de la India, con todo lo que esto implica.
Para más información, consultad las webs mencionadas anteriormente.
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