Experiencias de Voluntariado


Mi gran aventura en Marruecos I

Autor/a
Hanni
País
España
Provincia
Bizkaia

Es una experiencia de Hanni

A punto he estado de subir a la página mis memorias del viaje de Marruecos. Sin embargo, debido al alto contenido emocional y personal que acogen las mismas, he optado por reescribir un texto igualmente convincente para aquellos lectores que busquen mediante estas líneas convencerse de la autenticidad de la organización y sus proyectos, así como la calidad de éstas.

No obstante difícilmente puedo describirles mediante palabras la que yo calificaría como mejor experiencia de mi vida. Empezaré por presentarme. Mi nombre es Ana Ortiz de Mendivil, tengo poco más que 19 años y voy a pasar a ser estudiante de 3º de enfermería en la Universidad Pública Vasca. Sobreentiendan con esta presentación que no tengo reparo alguno en que cualquiera de ustedes se dirija a mi mediante Facebook para solventarles cualquier duda, inquietud… que puedan presentar, con lo que, si precisan de cualquier información no duden en ponerse en contacto conmigo que encantada trataré de proporcionársela.

Mi aventura comenzó como supongo comenzará la de todos los voluntarios, con una gran inquietud por sentirme partícipe de un gran proyecto solidario, conocer y sumergirme de lleno en una cultura ajena a la propia, aportar mi pequeño granito de arena para hacer de este mundo un lugar mejor en el que habitar y cómo no, vivir una nueva experiencia adaptada a mi capacidad económica. Y fue así como, tras una larga búsqueda en diferentes páginas web opté por decantarme por Initiative Association Without Borders for Voluntary and Social Work y cumplimentar la ficha de inscripción para julio de 2014 en su página web: www.initiativeassociation.com (sin tener, por aquel entonces, ni la menor idea de lo que supondría este primer paso).

La ruta de viaje más económica que yo y mis maravillosos compañeros de viaje llevamos a cabo hasta nuestro destino final, Midelt, fue la siguiente: autobús Bilbao-Madrid, avión Madrid-Marrakech y un autobús puesto por la asociación Marrakech-Midelt. No obstante, a pesar de lo largo del viaje (nada más y nada menos que la friolera de 15 horas) y los muchos kilómetros recorridos he de admitir que, quizás debido a la emoción del momento, las horas pasaron volando.

Nuestra primera noche trascurrió en un pequeño pero bien localizado hotel de Marrakech. Fue aquí donde formé mi primera impresión del país y, he de admitir, no fue ni de lejos grata. De hecho no resultó ni mínimamente positiva: el gentío, el calor, los excesivamente insistentes vendedores ambulantes del zoco…

Topé de pleno, sin ningún tipo de previo aviso, concienciación o preparación con lo que yo calificaría como la peor cara de Marruecos.

Sin embargo, me congratula informaros queridos futuros viajeros de que esta primera impresión en nada se ceñía a la realidad que me aguardaba. Ni doce horas tardé en percatarme de lo errada que me hallaba en la formulación de mi opinión para con Marruecos. Nada más poner el pie en el arenoso suelo de Midelt y bajarme del autobús, ésta dio un giro de 360º.
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