Voluntariado en Errachidia, Marruecos.
- Autor/a
- Saray Meléndez Fenández
Es una experiencia de
Saray Meléndez Fenández
Hacer un voluntariado fue una idea que empezó a rondarme por la cabeza no mucho antes de realizarlo. Así, a falta de pocos días de acabar los exámenes en la universidad me decidí y en dos semanas puse rumbo a Marruecos.
El 29 de junio de 2009 llegué a Marrakech con 20 años y sola. A pesar de lo que se pueda pensar de Marruecos, me sentí segura en todo momento aunque es cierto que los hombres pueden llegar a ser un poco molestos. Pero Marrakech sólo era el principio de un viaje inolvidable.
Al día siguiente cogí un autobús que después de 10 horas y media me dejó en la ciudad de Errachidia, mi hogar durante las próximas 3 semanas. La asociación en la que estuve de voluntaria se llama ASTVS, llevada por unos jóvenes marroquíes.
Durante tres semanas conviví con otros 35 (+ 15 que estaban alojados en otro lugar) voluntarios procedentes de todo el mundo (aunque muchos franceses) entre los cuales conocí a personas increíbles.
Vivíamos en un colegio, siendo las clases nuestras habitaciones y una mujer marroquí nos cocinaba tres comidas (buenísimas) al día. Mi trabajo consistió en pintar cuatro de las clases junto con otros 7 voluntarios de lunes a viernes (aunque un sábado también pintamos) 4 horas a la mañana.
Después de lijar todas las paredes, pintarlas de blanco y las ventanas de gris, dibujamos y pintamos en las paredes dibujos de Disney sobretodo que habíamos buscado en Internet. Aunque podía llegar a ser bastante cansado, sobretodo lijar, el resultado final era muy gratificante.
Dos días, acompañe a los voluntarios cuyo trabajo era organizar juegos con los niños de la ciudad en otra escuela. Eran unos niños encantadores que cuando nos veían venían corriendo a darnos besos, abrazos y a agarrarnos de la mano. Realmente disfrutabas viéndolos pasarlo tan bien en los juegos. Lo único que les entendía era cuando me preguntaban como me llamaba en árabe y a ver de donde era pero no importaba porque las sonrisas o que les cogieras de la mano hacían todo lo demás.
Errachidia es una ciudad nada turística en la que no vi a ningún otro extranjero que no fuéramos nosotros, aún así su gente es muy agradable. Una de las peores cosas que llevé fue el calor que llega a ser agobiante, cerca de los 40 grados todos los días. A partir de las 18:00 era más llevadero pero incluso a la hora de dormir hacía demasiado calor.
Todo esto ya era toda una experiencia pero además también fuimos de excursión al desierto y a varías gargantas, al hamman (baño turco), a una boda marroquí…y luego también las clases de árabe, las tardes en la piscina, en el zoco, las noches de fiesta… Infinidad de cosas inolvidables.
Ya pienso en mi próximo voluntariado que seguro que haré aunque la siguiente vez quiero que sea un proyecto relacionado con los niños o personas ya que descubrí que hacer reír a los niños no tiene precio. Recomiendo este tipo de experiencia a todo el mundo, es algo inolvidable.
Comentarios de esta experiencia: