27/07/2011
De la mano de Forética, te acercamos algunas a claves a tener en cuenta a la hora de medir el impacto de los programas de voluntariado corporativo
En el último número de la publicación Research de Forética se incluye un breve pero muy esclarecedor artículo sobre la medición en voluntariado corporativo. En todos los encuentros sobre voluntariado y empresa surge siempre, como reto o debilidad de este campo, el problema de la medición de su impacto.
Punto de partida
El punto de partida debe ser considerar la medición como una herramienta clave en la mejora de este tipo de programas, y para nada un instrumento de control. El voluntariado corporativo sí cuenta con un hándicap, y es que su medición debe plantearse en dos planos:
Indicadores para medir el impacto
Hay multitud de posibles indicadores para medir el impacto, tanto económico como social del voluntariado corporativo, y la elección entre uno u otro debe hacerse en el momento de la conceptualización de la acción. Al responder a la pregunta clave del proyecto, ¿por qué vamos a hacerlo?, se estará apostando por unos indicadores u otros.
Así, a la hora de definir el proyecto y sus indicadores, se deben tener en cuenta tres planos en la medición:
Empresa y ONG
Es importante que esta definición del mapa de indicadores se haga conjuntamente entre la empresa y la ONG, por dos razones: una estratégica, y otra operativa. En el plano estratégico, porque compartir cómo se va a medir el éxito de un proyecto entre las dos partes es clave para que este pueda alcanzar sus metas. En el plano operativo, porque durante su proceso de ejecución puede resultar difícil obtener los datos necesarios para completar ese cuadro de indicadores.
Una vez esté configurado este cuadro de indicadores, y se vayan obteniendo los datos, se podrán tomar decisiones sobre el programa en base a su eficacia, coste, alineamiento con la estrategia, etc. La medición se convierte en imprescindible para un programa de voluntariado corporativo óptimo, pero no debemos olvidarnos de que se trata de una herramienta, y nunca del fin mismo, por lo tanto, su coste (en dinero y tiempo) deber ser proporcional a los recursos destinados al proyecto.
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